PERSONAS A NUESTRO CARGO

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Este terremoto político que está golpeando fuerte a los chilenos, este malestar social que brotó (“Chile Despertó” se lee en los carteles y rayados de las calles) … al final del día, es un shock de realidad y es importante poder tomarle el peso desde distintos ángulos, porque, ciertamente, no es solamente “un problema del Presidente o del gobierno … aunque sí es la persona llamada a liderar las transformaciones necesarias para retomar la normalidad en las ciudades. Este es un problema que nos toca a todos. A mí al menos, desde mi ámbito de acción, como dueño y gerente de una empresa pequeña, me ha hecho reflexionar … una sensación como si me hubieran apaleado. Como diría mi socio Matías, a ratos, dan ganas de llorar (https://silastortugashablaran.com/2019/10/21/dan-ganas-de-llorar/).

Por de pronto, en las empresas estamos llamados a hacer una revisión profunda de la manera que estamos haciendo empresa. Los dueños, emprendedores, gerentes, supervisores, jefes (los llamados “líderes de las organizaciones”) tienen un rol clave en todo este “estallido social”. Somos nosotros (por cierto, me incluyo en este grupo) los que tenemos “gente a cargo” y es en esa relación donde se juega gran parte de la realidad de las personas.

Tener gente a cargo, no hace referencia a trabajadores sobre quienes tengo autoridad. Tener gente a cargo tiene que ver con hacerse cargo de las personas, de su desarrollo, malestares, angustias, crecimiento… no desde una perspectiva paternalista… esto tiene que ver con el ámbito laboral. Y, aunque no lo queramos ver (o no lo estemos viendo), es fuente importante del malestar imperante en el Chile de hoy.

Las personas que están a “nuestro cargo” confían en sus jefes, en las decisiones que van tomando (así como por muchos años confiamos en lo que nuestras autoridades decidían por nosotros, por eso las elegimos, nos “representan” dicen los libros). Pero, esta confianza se va destruyendo -poco a poco- en la medida que los beneficios de ser parte de “mi empresa” no llegan … y es fácil caer en “estallidos sociales internos”, que por supuesto se pueden ver reflejados en negociaciones sindicales particularmente complejas… pero, lo que me gustaría relevar es más bien ese estallido social interno silencioso: el hastío, sensación de angustia y rabia de gente que “tiene” que renunciar porque no da más por su jefe. Hay distintos estudios que indican que sobre el 60% de las personas renuncian a sus trabajos por su jefe (ese dato en otros estudios llega al 75% y más).

¿A qué me refiero?

Fundamentalmente a hacernos cargo que tenemos personas que trabajan con nosotros. Personas!

Personas que merecen un buen trato, ser tratadas con respeto (por el solo hecho de ser personas). No son necesarios los gritos, las descalificaciones. Basta con saludar, sonreir y darles atención.

Personas que puedan disfrutar la comida que la empresa les proporciona (y que yo también la disfrute, igual que todos!…) si yo no voy porque no me gusta, ¿por qué la persona que trabaja conmigo si tiene que aguantarla?

Personas que durante el día o después de la jornada de trabajo puedan pasar al baño, ducharse y vestirse en instalaciones dignas, limpias donde -de nuevo!- yo también podría ir al baño, ducharme y cambiarme.

Cada uno de estos elementos se viven de manera diferente en los distintos grupos que integran la compañía (algunos sufren las consecuencias de jefes que no se hacen cargo de sus personas en las reuniones cotidianas, otros en los camarines y casinos, etc).

Los líderes tienen que estar en terreno … conocer a su gente, sus condiciones. Necesitan espacios para conversar, y entender para proponer mejoras.

Por supuesto que hay restricciones presupuestarias y exigencias en rentabilidad … pero, si ponemos a las personas al centro de nuestras decisiones (sí, incluso antes que a los clientes), podremos hacer que esa persona que tenemos a nuestro cargo pueda hacer mejor su trabajo, lograr mayor conexión con el cliente y, finalmente contribuir positivamente al crecimiento y desarrollo de la empresa donde trabaja y convive buena parte de su tiempo. Porque estoy seguro, la gran mayoría de los que trabaja con nosotros quiere a su compañía y se siente orgulloso de lo que hace todos los días.

Felipe Thomas F.
Gerente General y Consultor cultura