Una promesa de sentir una experiencia y una manera de identificarse con la compañía

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Seguramente, en más de alguna oportunidad, te has preguntado por qué algunas empresas logran que los clientes quieran las marcas, las compren (incluso que les perdonen ciertas caídas, re-comprando) y que tengan un posicionamiento claro y conocido … y, por qué en el mundo interno a los empleados les cuesta tanto comprometerse con la empresa, quererla y lograr ese sentido de pertenencia tan necesario para el logro de los desafíos del negocio.

 

Como primera respuesta, aparece el propósito (aquello que le da sentido a las tareas diarias, al trabajo cotidiano, que no tiene que ver necesariamente con las funciones que cada uno ejerce en el organigrama). Ese propósito, cuando está bien definido y se vive en el día a día como un impulsor de la motivación, compromiso y alineamiento, es verdaderamente potente.

 

Adicionalmente, hay otro elemento que se gestiona desde el interior de la compañía como parte de la cultura interna: la marca empleadora o oferta de valor interna.

 

Así como las marcas-productos o marcas-servicios trabajan una oferta de valor para sus grupos objetivos, en el mundo interno, la marca-empresa también debiera trabajar y hacer consciente la oferta de valor que le hace a sus empleados.

 

En el caso de los productos, las preguntas que se hacen son del tipo: ¿Qué hace que una persona “compre” un producto o servicio? ¿Cuál es ese beneficio intrínseco o extrínseco que hace a ese producto o servicio preferido al de la competencia? En otras palabras, ¿qué hace especial y distintos a este producto o servicio? En el mundo interno, el foco es distinto, pero las preguntas apuntan en una dirección similar: ¿Qué hace que un trabajador se “comprometa” con su empresa? ¿Cuál es el beneficio para mi (y mi familia) que yo trabaje en esta empresa? ¿qué hace único trabajar en esta empresa y no en la del lado (con similares características)?

 

La respuesta a estas preguntas está en la marca empleadora …

 

La marca empleadora no es el logotipo de la empresa, los edificios, los productos o servicios que comercializa … es la relación que construimos con cada uno de los trabajadores. Esa relación, por supuesto, es la que nos permitirá alcanzar los objetivos del negocios y asegurar la sustentabilidad de la operación. Es una combinación de experiencias en el día a día del colaborador con la empresa. Tiene que ver con el posicionamiento que queremos construir en la mente y corazón de nuestros empleados respecto a la empresa en la que trabajan (o podrían trabajar).

 

La marca empleadora tiene su propia personalidad y su propia forma de expresarse. Es una promesa de sentir una experiencia y una manera de identificarse con la compañía. Se debe visualizar como una estrategia de largo plazo que se debe transmitir de forma clara y consistente en el tiempo.

 

La marca empleadora (o la oferta de valor interna), tiene que ver con el tipo de empresa, el tipo de trabajo, la manera de relacionarse, el ambiente y la manera de hacer las cosas.

 

Identificando los elementos diferenciadores por los cuales las personas se sienten orgullosas y motivadas de trabajar en la empresa se empieza a construir el “posicionamiento deseado” al interior de la empresa. Cada uno de esos atributos o características que hacen a ese empleador distinto y único a otras empresas se trabaja individualmente intentando la consistencia en los procesos de RRHH, las comunicaciones, los hitos y ritos internos, los mensajes de los líderes, los medios internos, entre otros elementos … de manera de comunicar la promesa que se hace en el día a día.